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Un déficit de microbios


Hoy en día los niños viven con una serie de padecimientos que nos parecen "normales" sólo porque son muy comunes, pero que en realidad no deberían estarles ocurriendo. Infecciones de oído recurrentes, eczema, alergias y sensibilidades, estreñimiento crónico, déficit de atención y desintregación sensorial son el pan de cada día. Y los padres piensan que estos problemas son inevitables o que en cierta medida, son cosas por las que se tiene que pasar durante la infancia.

¿Y si les digo que se pueden prevenir muchos de estos problemas de salud, simplemente haciendo que los niños jueguen con tierra, comiendo orgánico y paseando por el campo? Efectivamente, es posible que la solución para la salud de nuestros niños se encuentre en la misma naturaleza y en la manera en la que nos relacionamos con ella, pues la causa de las enfermedades de nuestros tiempos aparentemente es un déficit de microbios.

En su libro "The Dirt Cure" la Dr. Maya Shetreat aboga por un estilo de vida centrado en el contacto con los microbios presentes en el suelo.

"Los padres de hoy están manteniendo a sus hijos lejos de las cosas que son cruciales para su salud", dice la doctora, neurólogo pediatra y madre de tres niños en Nueva York." Estamos sanitizando sus vidas con productos de limpieza, pesticidas y antibióticos."

En las últimas décadas, lo que llamamos progreso, las "mejoras" en nuestro estilo de vida y la modernización en el suministro de alimentos han llegado con un costo: nuestra salud. Desde de los plaguicidas en nuestros suelos, a la pasteurización de los alimentos, los cientos de conservadores, el uso excesivo de antibióticos y una preocupación por la esterilización de todo lo que nos rodea (piensa en los desinfectantes que matan el 99.9% de las bacterias), nuestro deseo de estar limpios, en realidad nos está poniendo en riesgo de una serie de enfermedades crónicas, pues esta matando a las bacterias mismas que nos defienden y mantienen nuestro cuerpo en equilibrio.

Y si a esto sumamos el desbordado aumento en los últimos años en el consumo de azúcar, colorantes y harinas refinadas, que en sí mismos tienen un efecto supresor del sistema inmunológico, no es de sorprendernos que la humanidad este pasando por este auge de nuevos padecimientos.

Otro libro que nos habla al respecto de las bacterias es "Eat Dirt", en el que el Dr. Axe explica cómo es esencial incluir un poco "de suciedad" en nuestra vida diaria con el fin de apoyar a nuestras bacterias del intestino y prevenir el síndrome de intestino permeable y nos propone formas sencillas de obtener estos microbios necesarios, como consumir miel de abeja local y polen, evitar los desinfectantes de manos e incluso la ingestión de un poco de tierra rica en probióticos.

En los últimos años, ha quedado claro que el microbioma, los millones de microbios que llevamos en nuestras entrañas, juegan un papel vital en la salud y la inmunidad, y mientras más diversidad de estos microbios, mejor.

"Un sistema inmunologico saludable necesita estar en contacto con una gran cantidad de diferentes organismos y compuestos - esto es lo que nos mantiene sanos. Cuando hay menos organismos en nuestro intestino, el sistema inmunológico comienza a atacar lo que comemos o las cosas a las que estamos expuestos en el medio ambiente " , dice la doctora Shetreat - Klein. En su libro, ella muestra cómo el exceso de higienización de nuestra vida está privando a nuestros cuerpos de la biodiversidad que se pueden encontrar en el suelo sano, haciéndonos más susceptibles a condiciones como las alergias y sensibilidades. En una cucharadita de tierra del suelo hay tantos microbios como hay personas en el planeta. Entrar en contacto con ella es una experiencia increíblemente rica en biodiversidad para nuestro cerebro, nuestro sistema inmunológico y nuestras entrañas.

Las investigaciones muestran que los niños que se crían en las granjas son menos propensos a tener problemas como alergias y asma, no porque no haya más bacterias en las granjas, por el contrario debido a la increíble diversidad biológica de las bacterias del suelo y a cómo éstas proporcionan información y "educan" a nuestro sistema inmunológico.

Así, mientras que probablemente comer tierra no va a curarnos una alergia o enfermedad, la exposición temprana de los niños a los microbios que se encuentran en la tierra y una interacción constante y en equilibrio con la naturaleza y el mundo que los rodea sí puede hacer una diferencia, ayudando a su cuerpo a defenderse y prevenir estos trastornos y enfermedades.

Procuremos comer alimentos cultivados en suelos ricos, orgánicos y biodinámicos, evitar la comida chatarra y procesada. Alentar a los niños a jugar en la tierra ¡y unirnos a ellos! Hacer pasteles de lodo, caminar descalzos, pasar varias horas al día en bosques y parques, salir a las montañas, nadar en lagos y ríos y practicar deportes en el campo en lugar de gimnasios y pasto artificial. Sólo así regresaremos al cuerpo la capacidad de recuperación y defensa para evitar las condiciones típicas de estos tiempos.

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